La luz es una vibración. Cada uno de nosotros es reconocido por la vitalidad de nuestra luz. Cuanto más meditamos, el más brillante nuestra luz brilla. Mientras avanzamos hacia una conciencia más elevada, tenemos la capacidad dentro de nosotros de transmitir la energía y la luz dondequiera que vayamos, lo cual asiste a toda la humanidad a adelantarse en su camino espiritual.